martes, 24 de agosto de 2010

Desde Buenos Aires a Villa Elisa - Tren Histórico

A 360 km de Buenos Aires, Villa Elisa invita a olvidar tensiones. A cambio, entre otras cosas, ofrece un gran complejo de aguas termales, sabores criollos y un delicioso viaje en locomotora al Palacio San José

Una bandada de pájaros, con un brusco estallido, se dispersa al paso del auto. Los perros, en cambio, prefieren ladrar por costumbre. El sol rueda hacia abajo y el campo le dice al visitante que éste es su lugar: Villa Elisa, en Entre Ríos, la ciudad-jardín que se ha animado a ensayar una combinación saludable y bucólica: piletas de aguas termales con turismo rural por los senderos de la pampa gringa.

A 360 kilómetros de la ciudad de Buenos Aires y a poco más de 30 de la ribereña Colón, Villa Elisa le propone al turista parar un poco la máquina.

La mano de los colonos aún se nota en la planta urbana de la ciudad. Villa Elisa fundada en 1.890 en torno de sus posibilidades agropecuarias y con la voluntad inmigrante de quienes llegaron de Francia, Italia y Suiza.

En la década del 90, Villa Elisa y su zona de influencia crujió con la severa crisis del campo y de la producción nacional pero ahora exhibe un impulso de resurrección a la que no es ajena la novísima oferta turística.

La escapada a Villa Elisa reparte también un interés cultural con su tren histórico, una locomotora con dos vagones de pasajeros que parece de museo o de juguete pero que no lo es. La formación entrega la sensación exacta de cómo viajaban nuestros abuelos. La locomotora fue fabricada en Escocia en 1928 y funcionó hasta 1983. A la histórica velocidad de 20 kilómetros por hora llega hasta el Palacio San José, donde Justo José de Urquiza sentaba sus reales. La excursión es de seis horas y una guía acompaña el viaje.

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